viernes, 24 de septiembre de 2010

ARGUMENTAR

¿QUÉ ES ARGUMENTAR?

Argumentar forma parte de la experiencia personal de cada ser humano. Todos argumentamos para defender aseveraciones o acciones y nos enfrentamos con argumentos de otras personas. Generalmente, podemos identificar claramente cuando estamos frente a un argumento. Esto se debe a que hay ciertos rasgos peculiares de la argumentación que están presentes en cada discusión, y cuya presencia marca una forma especial de usar el lenguaje: el uso argumentativo. Veamos cuales son estos rasgos de modo de poder obtener una definición de argumentación.

1. Argumentar es una actividad social.
2. Argumentar es una actividad intelectual.
3. Argumentar es una actividad verbal.
4. Argumentar es un asunto de opinión.
5. El propósito de la argumentación es justificar o refutar una opinión.
6. La argumentación consiste en una constelación de enunciados.
7. La argumentación está dirigida a la obtención de la aprobación de una audiencia.

Algunos de estos siete puntos generales se refieren al PROCESO de la argumentación, mientras que otros se refieren al PRODUCTO que resulta de este proceso. Cada una de estas siete características es necesaria para la argumentación y su presencia es condición suficiente para hablar de argumentación. Ahora estamos en condiciones de abordar una definición general de argumentación:

La argumentación es una actividad social, intelectual y verbal que sirve para justificar o refutar una opinión y que consiste en una constelación de enunciados dirigidos a obtener la aprobación de la audiencia.

MODELO BÁSICO DE ARGUMENTACIÓN

Un hablante que intenta justificar o refutar una opinión mediante un argumento está trasmitiendo información. En general, decimos que está trasmitiendo un mensaje que comienza con formulación (oral o escrita) por parte de un hablante y termina con su interpretación y evaluación por parte del oyente. Por consiguiente, el proceso completo de transmisión de información consiste de proporcionar información (formulación) adquirir información (interpretación) y procesar la información (evaluación).

En la argumentación es mensaje siempre es complejo y tiene una función específica y los componentes se interrelacionan de un modo específico. El mensaje consiste de un enunciado que cumple la función de una opinión y una constelación de uno o más enunciados que sirven como argumentación a favor o en contra de esta opinión. Esta constelación consisten en enunciados que justifican o refutan una oración que función como opinión y que es defendida o atacada por la constelación. Llamamos al conjunto compuesto por los enunciados que expresan la opinión y a los argumentos texto discursivo y al conjunto de oraciones que constituyen el argumento como la argumentación a favor o en contra de una opinión.

El proceso de transmisión de información por medio de la argumentación se completa cuando un hablante entiende que el mensaje verbal es un texto discursivo en el cual los argumentos aducen a favor o en contra de una opinión y cuando él o ella evalúa la función de justificación o refutación de los argumentos. Dependiendo del resultado de esta evaluación, este hablante o bien acepta o bien rechaza la argumentación y la opinión, o puede esperar una nueva transmisión de información., cuando se requiere clarificación o nuevos argumentos. Es decir, se inicia un dialogo que tiene la forma de una discusión o debate en el que los roles comunicativos de los hablantes se intercambian.

Esquema de representación de los elementos de una argumentación.



Contexto Social y Situación

La argumentación siempre ocurre en un contexto social particular. Las circunstancias específicas en las que ocurre la argumentación en un momento dado constituye la situación en la que se encuentran el hablante y el receptor. La interpretación de esta situación es de vital importancia para la argumentación. El hablante puede interpretar la situación en forma diferente que el receptor, y si estas interpretación son diferentes en todos los aspectos relevantes, el intercambio de idea resulta imposible. Ni el hablante ni el receptor pueden evitar que la situación los influencie. Podría suceder que los interlocutores pudieran crear una situación, tomando en cuenta condiciones periféricas y definiendo la situación. Pero, en general, la situación está en gran medida predeterminada y los interlocutores deben obedecer ciertas reglas establecidas y considerar como los otros interlocutores interpretan la situación.

La interpretación de la situación y el status de los interlocutores constituye un conjunto de presuposiciones generales (por ejemplo, el hablante puede asignar ciertos derechos y deberes al receptor y viceversa). Al mismo tiempo, también hay presuposiciones particulares que se relacionan con el conocimiento, ideas, actitudes y valores que un interlocutor asigna al otro. (por ejemplo, un hablante puede suponer que el receptor conoce ciertos hechos y no los plantea, en este caso, el hablante no solo presupone los hechos, sino también que el receptor sabe que el hablante asume que él los conoce).

La Teoría de la Argumentación parte de ciertas premisas generales que estipula como la situación de argumentación y a partir de ella delimitará los alcances de su estudio y metodología. Es decir, cuando el teórico de la argumentación se enfrenta al análisis de un argumento particular, supondrá que ese argumento se dio en una situación tal que:

1. Los interlocutores usan el lenguaje normalmente en situaciones normales.
2. Los hablantes que participan en la argumentación lo hacen en forma voluntaria y seria.
3. El argumentador dice lo que quiere decir y se compromete con lo que dice.
4. El oyente entiende lo que el hablante dice y evalúa en base a este entendimiento.
5. Los interlocutores pueden aducir cualquier punto de vista que deseen y cualquier información que consideren relevante para justificar o refutar una opinión.
6. El interlocutor que intenta justificar o refutar una opinión no debe ser por adelantado que los otros interlocutores comparten su punto de vista.
7. cualquier interlocutor puede debatir cualquier afirmación hecha por cualquier otro interlocutor para justificar o refutar una opinión.
8. Los interlocutores deben estar dispuestos a defender todas sus afirmaciones contra las críticas de los otros interlocutores.